Había una vez un niño quinterano que despertaba cada mañana con el sonido de los motores que estremecían todo quintero, el se levantaba muy rápido para ver a lo lejos como despegaban esos hermosos aviones Grumman, que constantemente hacían ejercicios de vuelo y amarizaje en la bahía, un día su papa que formaba parte de la Fuerza Aérea (ALA2 - Quintero) lo llevo a conocerlos, la emoción era grande a medida que iban acercándose a la base, el papa le abrió una puerta, todo estaba oscuro, pero a medida que sus ojos se acostumbraba a la penumbra vio con mucha sorpresa que el estaba "solo" en el hangar con 4 de esos hermosos aviones que siempre soñó conocer y que solo los veía a lo lejos y en las alturas.
En esa oscuridad, timidamente encontró un cajoncito y se sentó a contemplarlos y conocerlos, logrando dibujar con detalle lo que siempre quiso. Ahora es un hombre y aun recuerda cada detalle se esos grandes aviones que una vez su papa lo llevo conocer.
En esa oscuridad, timidamente encontró un cajoncito y se sentó a contemplarlos y conocerlos, logrando dibujar con detalle lo que siempre quiso. Ahora es un hombre y aun recuerda cada detalle se esos grandes aviones que una vez su papa lo llevo conocer.
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