Los Cururos del Cerro de la Cruz

Hubo un momentos en que los días domingo iba con mi mamá a rezar al Cerro de la Cruz, para pedir por mi papá quien estaba navegando, embarcado en un buque griego, era la moda en ese tiempo.
Caminando, caminando, subíamos por los caminos de tierra y nos guiábamos por los senderos que se habían formado por el paso de las personas y del tiempo, uno de esos días, cuando acompañaba a mi santa madrecita, y luego de mi breve oración me puse a jugar en la gran roca que sostiene la cruz, me gustaba mirar desde lo alto toda la bahía, luego saltaba y me tiraba de guata a observar la tierra y el pasto como también a observar el cielo y ver el movimiento de las nubes mientras sentía en mis oídos la música del viento que pasaba entre la hierba. Estando en esas inquietudes de cabro chico me llamo la atención la gran cantidad de hoyitos que habían y lo mejor aun, ver como unas pelotitas negras aparecían y desaparecían de manera aleatoria en diferentes partes del cerro, me explicaron que esos animalitos se llamaban cururos, pero como soy curioso y quería conocerlos mas, me puse pacientemente en uno de los hoyitos a espera, esperar, esperar y esperar.. y repentinamente frente a mi cara apareció un ratón negro, que la verdad no supe quien estaba mas asustado si era el o yo.


Para los mas jovenes que no han tenido la fortuna de conocerlos, les adjunto esta informacion

Cururo
Nombre común : cururo.

Nombre científico: Spalacopus cyanus.
Distribución : Chile, Caldera (III Región) a Curicó (VII Región), desde el nivel del mar hasta 3.400 m de altitud.
Hábitat : túneles en terrenos cubiertos de vegetación con raíces comestibles o bulbos. Las entradas se reconocen por los montoncitos de tierra.
Descripción : cuerpo cilíndrico, orejas pequeñas, ojos chicos y cola corta. Sus manos presentan grandes garras. Tiene poderosos incisivos. Su pelaje es corto y de color negro azabache.
Comportamiento: en sus galerías o túneles construye cavernas de almacenaje de bulbos comestibles y cámaras para crianza. En general no abandona sus galerías, pero asoma su cabeza en las entradas cuando sale el sol. Se comunica con sonidos que resuenan en los túneles. Cuando la vegetación del terreno disminuye, la colonia se traslada durante la noche.


1 comentarios:

Anónimo dijo...

cuantos recuerdos me traes quintero. yo era pequeñita cuando te visite por primera vez, pase muchoas vacaciones de verano, invierno fiestas patriasy fines de semana largos...cuantos amigos de infanciala pili, la yaco, la marcecomo estaran, quizas ni se acuerden de mi, en mi corazon siempreun buen recuerdo y mucha nostalgia carol

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